Prólogo

Si llegó aquí, es que usted está interesado en el tema de los pacientes con distimia. Para serle sincero, espero que sea mera curiosidad y no esté afectado con ello. Para mejorar el propósito de este blog, dejo un resumen muy básico de lo que es la enfermedad de la forma más fría y somera que pude.

Mi identidad no importa, mi nombre, "Thiago". Mi edad, puede ser que importe, 26 años y contando. A qué me dedico, soy químico. Demás datos creo que son irrelevantes. Ahora que me has conocido un poco (discúlpame que te llame de "tú"), contaré en breve mi historia:

Siempre fui de esos chicos inteligentes, absortos en sus pensamientos, solitarios, pero tuve muchos amigos; mis habilidades deportivas y la simetría de mi rostro me dejaron hacer muchas amistades. No sé en qué momento sucedió pero, un día de tantos, a mis 16 años, me quebré.

Tenía ya muchas semanas que tenía dolores en articulaciones, en el pecho y un dolor de cabeza que me nublaba la mente. El médico me dio vitaminas (que habitualmente ya tomaba, por salud). Empecé a batallar cada vez más para pensar con claridad, mis notas comenzaron a bajar por todo esto. Fui a otro médico. "Puede ser que sea depresión, hijo", me aclara el médico con ojos condescendientes y voz pausada. En mi mente era algo raro, pero siempre leí que esos problemas eran multifactoriales y hasta genéticos (gran carga genética por parte de mi familia). Llegué al psiquiátrico y mi vida cambió dando giros que no me esperaba.

En lo personal, ningún medicamento me hizo bien realmente. Abotagado, sería la palabra para describir lo que me ocasionó. Y, en cuanto al Prozac, fue el peor, aunque sé de personas que les ha funcionado muy bien. No fue mi caso.

Aparecieron alucinaciones y el cuento se hizo difuso a partir de aquí...empeoró, pero lo he sobrellevado. No quiero que comiences a pensar que no sales adelante de esto. Por ahora lo dejaré aquí y si sigues interesado, después contaré más sobre el asunto.

Gracias por leer. Si gustas, deja un comentario. Espero que estés mejor.